En un movimiento desesperado por evitar la quiebra, PanPack S.A., la emblemática fábrica tucumana especializada en tejidos, bolsas, hilos y cintas de rafia de polipropileno, solicitó la apertura de su concurso preventivo ante la Justicia Comercial. El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial N° 15, a cargo del doctor Pablo D. Frick como juez subrogante y con la Secretaría N° 30 dirigida por el doctor Juan Pedro Giudici –ubicado en Av. Callao 635, tercer piso, Ciudad Autónoma de Buenos Aires–, comunicó la resolución en los autos “PanPack S.A. s/ concurso preventivo” (expediente N° 11939/2025). La empresa se presentó en estado de cesación de pagos el 23 de junio de 2025, y el tribunal declaró abierta la etapa el 28 de agosto último.
Este procedimiento, regulado por la Ley 24.522 de Concursos y Quiebras, ofrece a PanPack un respiro judicial para negociar con sus acreedores un plan de pagos que reorganice sus obligaciones, suspenda ejecuciones individuales y preserve, en lo posible, la continuidad operativa. Se trata de un mecanismo que permite al deudor, inmerso en insolvencia, proponer acuerdos preventivos antes de que la crisis derive en liquidación total. La notificación judicial, publicada por cinco días consecutivos en el Boletín Oficial de la Provincia, establece plazos clave para el avance del proceso: hasta el 26 de noviembre de 2025, los presuntos acreedores podrán solicitar la verificación de sus créditos (originados antes de la presentación) ante la sindicatura designada, el Estudio Panelo – Mendoza y Asociados. Esta firma presentará sus informes obligatorios –previstos en los artículos 35 y 39 de la ley– el 3 de marzo y el 7 de abril de 2026, respectivamente. La audiencia informativa, para exponer el estado patrimonial y las propuestas de pago, se celebrará el 8 de octubre de 2026 a las 10 horas en la sala de audiencias del tribunal. Finalmente, el período de exclusividad –durante el cual solo la deudora puede impulsar el acuerdo– vence el 16 de octubre de 2026.
Drástica decisión
La crisis de PanPack no es un rayo en cielo sereno, sino la culminación de meses de agonía que ya había salpicado a sus trabajadores. En julio pasado, la firma ejecutó despidos masivos que afectaron a 25 empleados, representando el 20% de su planta permanente en la localidad de Los Nogales, sobre la Ruta Nacional 9 (km 1304). Muchos de los damnificados acumulan más de dos décadas de antigüedad en la empresa, fundada hace 50 años y convertida en pilar de la industria textil tucumana. Ariel Núñez, un exoficial de mantenimiento eléctrico con 22 años en la compañía, había relatado la crudeza del trance: “El 28 de mayo no nos dejaron ingresar y al día siguiente nos llegó un telegrama diciendo que ya dejábamos de pertenecer a la fábrica. De ahí en más comenzamos esta lucha con nuestros letrados, pero más allá de eso no tenemos otra contención. La verdad, con desprotección del sindicato dentro y fuera de la fábrica, y muchos compañeros que no tienen nada que hacer, no tienen trabajo y necesitan el sustento diario”.
Los despedidos denuncian no solo la ausencia de indemnizaciones –sin fecha certera de pago–, sino una crónica desinversión que ha dejado la planta en ruinas operativas. “La empresa nos dice que no tiene solvencia económica para afrontar las indemnizaciones, pero es la falta de inversión que hay. No invierten, las máquinas que se rompen quedan paradas, sinceramente no había ni tuercas para cambiarlas”, apuntó Núñez, quien cuestionó los intentos de la firma por convalidar los recortes con procedimientos preventivos de crisis ante la Secretaría de Trabajo, rechazados por falta de pruebas. Además, los ex empleados destacaron la precariedad de los contratados, a quienes “les hacen lo que quieren”, y rechazaron ofertas de quita del 50% sobre lo adeudado por antigüedad. Con trayectorias que oscilan entre 5 y 35 años, estos trabajadores –hoy en vilo– enfrentan un limbo que agrava su vulnerabilidad en un mercado laboral ya castigado.
El caso de PanPack no es un drama aislado, sino un eco doloroso de la tormenta que azota al tejido industrial tucumano. En los últimos seis meses, el sector textil provincial perdió 120 puestos de trabajo, sumando 350 desde el arranque de la gestión nacional actual, según datos gremiales. Topper recortó jornadas por exceso de stock y caída en ventas; Papelera Tucumán lidia con idénticas presiones; Santista, en Famaillá, recibe una rebaja temporal del 30% al 50% en el Tributo Económico Municipal (TEM, alícuota actual del 0,8%) por seis meses, como bálsamo paliativo; y Scania paraliza su producción intermitentemente, impactando a más de 500 empleados. A nivel nacional, las importaciones de prendas y textiles para el hogar saltaron un 86% en el primer trimestre de 2025, dejando a la producción local en la cuerda floja frente a la competencia desleal y la recesión galopante.
Si PanPack cae, no será solo una firma la que se apague, sino un pedazo de historia tucumana, y con ella, la esperanza de cientos que aún resisten en las sombras de la crisis. El reloj judicial corre; la pregunta es si, al final, quedará alguien para cobrar las deudas pendientes.